GrahamsBloggerNovelTemplate

BREVE PRÓLOGO

Recuerdo el angosto portal, con ese aire viejo, humedecido de súbitas corrientes. La escalera, peldaños de madera resabiada, arrancaba al fondo, junto a los viejos casilleros de metal cromado. Ya nadie los llama casilleros, hoy son buzones. La baranda, trabajada en hierro, tenía esa presencia añeja y necesaria de cosa antigua. En el entresuelo, había en cada planta un asiento de madera en forma de cuña, en la esquina. En el descansaban la compra y las piernas las mujeres, y junto a el también se saludaban los hombres, sin apearse el trato, a pesar de los muchos años juntos.

-¿Cómo anda eso señor Laureano?
-Ya ve, vamos tirando.
-Y su hija. ¿Cómo sigue?
-Muy mal, muy mal. No levanta cabeza.
-¡Qué me dice! ¡Lo siento de veras!

Lo más hermoso de aquella casa no era la escalera de madera, ni la baranda, ni tampoco aquella música de orquesta que silbaba la radio. Lo más hermoso era que aquellos hombres, que no se apeaban el trato a pesar de los muchos años juntos, lo sentían de veras. Y por que así se sepa, vaya este pequeño cuento a modo de introducción, por que todo el mundo entienda lo que a mí me llevó tantos años comprender. Amén.