EPÍLOGO
Lloro palabras.
Sobre el aire parado del cementerio.
Aprendo, de las letras solas hendidas en mármol,
La canción de mi memoria.
¡Dios mío! ¡Y a qué precio!
Lloro palabras.
Y espero que a mis ojos acuda,
En mi rescate,
Una bendita lágrima.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home