VII
Ha muerto el viernes.
Como muere cansado el otoño tras la ventana,
De silencio cetrino y añil desesperanza.
Y tú ya vienes, muerte,
Que te siento en cada bastón nuevo
Que recibo,
Aquí, sentado junto a la ventana.
Y miro allá,
Y busco aquel pasado que llenara mis días,
Aquellas voces mías de hijos y de nietos,
Pero no llegan.
Y se van secas las últimas hojas,
Más allá del camino polvoriento.
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